WILSON:

Estábamos reunido hablando de predicciones y cosas no tangibles que con mi manera incrédula de pensar siempre me parecieron ridículas y lo había tomado como simples historias contadas para entretener. Sin embargo, dije, me pasó algo que aunque es muy difícil de explicar lo pude vivir en carne propia y me dejó pensando en la posibilidad de algo existente que mi mente nunca alcanzó a admitirlo.

Cuente... me dijeron y me acomodé en mi silla para comenzar ese incomprensible relato:

Ustedes recordarán que recorrí parte del mundo en una vieja motocicleta.

Todo comenzó en Río de Janeiro, donde estaba pasando hambre por falta de dinero. Yo solía viajar a Brasil con muy poca cosa y el tiempo se me había hecho más largo de lo previsto. En uno de mis arranques eufóricos, decidí salir a recorrer el mundo en mi Indian Chief de 1947. Esto era en el año 1964 y comencé a pintar letras en los guardabarros de la Indian anunciando "Vuelta al mundo" en varios idiomas. Allí llegó mi amigo Manuel y al leer aquello y ver mi decisión tomada, me dijo si estaba loco de tratar de hacer un viaje sin dinero. Mi contestación a su pregunta fue que ahí, no tenía dinero y no iba a ser diferente si viajaba sin él a otras partes del mundo que quería conocer. Manuel, pensó un poco y me pidió si podía acompañarme en la aventura.

Traté de hacerle ver que no iba a ser nada fácil y que lo pensara muy bien... si él estaba seguro que aguantaría el sacrificio de viajar sin dinero, yo lo llevaría conmigo. Su respuesta fue afirmativa, con la condición que visitáramos a su amigo Wilson, que según él era un clarividente.

Lógicamente, mi pregunta fue porqué Wilson?

Manuel me dijo que el tal Wilson predijo la muerte de Kennedy una semana antes de los sucesos y que un día que estaba con él le había dicho que su padre, que era camionero, había tenido un accidente lejos de Río, que estaba en un hospital, pero que iba a estar bien. Cuando Manuel llegó a su casa esa noche se enteró que todo lo que había dicho Wilson había pasado. Por tal razón, Manuel creía firmemente en las predicciones de Wilson. Partimos rumbo a una desolada montaña de aquellas que rodean a Río de Janeiro, para encontrarnos con el famoso Wilson. Wilson vivía en una casucha de latón, en condiciones casi deplorables y lucía como un personaje extraño y se podría decir "raro". Una pronunciada papada de pelícano colgaba de su cuello, sus ojos de mirada fuerte y profunda eran como parte de su personalidad. Una vos gruesa y firme acompañada de movimientos casi bruscos, denotaban seguridad sin tratar de sobreponerse a sus anfitriones.     

Manuel me presentó a Wilson y le explicó a este el viaje que teníamos planeado, pidiéndole sus consejos.

Wilson tomó un vaso con agua, lo miraba fijamente al trasluz y comenzó a decir: 

"Veo que van a pasar hambre, van a recorrer caminos casi intransitables, se van a ver envueltos en una guerra y nada va a ser fácil de obtener. Pero, también veo, que van a lograr su cometido y van a salir muchas veces de atolladeros haciendo uso de la paciencia y la buena voluntad de ustedes y de algunas buenas personas que encontrarán en su camino". Después, abrió un pequeño cajón y sacó de él un amuleto que se lo colgó a Manuel en su cuello... - "Mientras tengas este amuleto en tu cuello, vas a estar protegido"... fueron las palabras de Wilson.

Mi papel ahí era acompañar a Manuel sin creer que alguien podía predecir el futuro.

Así comenzó nuestra aventura de un viaje a lo incierto. Manuel siempre creyendo en lo dicho por su amigo Wilson, y yo riéndome un poco de sus creencias.

Ahora les sigo contando: 

Llegamos a La Paz, en Bolivia... estábamos buscando una dirección... todo estaba desierto y pasando por una de la plazas nos encontramos en medio de la revolución de 1964. El primer disparo fue en al tanque de aceite de la Indian que me bañó del caliente líquido viscoso. El segundo dio en el cuadro y nos hizo perder el equilibrio cayéndonos al pavimento. Les digo que los dos primeros disparos de aquella revolución nos tocó a nosotros. Los milicianos apostados en las montañas que rodeaban la ciudad, al ver nuestro movimiento no tardaron en tomarnos de blanco.

Abandonamos la motocicleta y corrimos a refugiarnos. Esa había sido una de las predicciones de Wilson. "Van a estar envueltos en una guerra". Las demás se iban cumpliendo de a poco, hambres, malos caminos, sufrimientos etc.

Pero eso no fue todo... cuando estábamos viajando de Panamá a Costa Rica, íbamos a 80 kilómetros por hora en una magnifica carretera, y la Indian sufrió un desperfecto mecánico. Se partió una pata de la horquilla delantera y perdimos la rueda. El accidente fue tal que estuve internado en el hospital Santo Tomás de Panamá por 17 días. Manuel no estuvo internado, pero terminó con la mano derecha en llaga viva ya que la usó para proteger su cuerpo del asfalto.

Ese día, Manuel no llevaba el amuleto que Wilson le dijo de nunca olvidarlo... era su protección... nuestra protección.

Entonces, me hacía pensar en que había muchas cosas que estaban ahí y yo ni nadie veíamos... No se ve el viento, pero se nota cuando viene en una tormenta y destroza todo a su paso... hay muchas cosas que no se pueden palpar pero se hacen notar... el frío, la luz, los pensamientos, las decisiones... en fin...

No creo en brujas, pero que las hay las hay

Categorías: Cuentos

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